lunes, 23 de marzo de 2020

François Mauriac: "Nudo de víboras"

“Nudo de víboras” es la obra maestra de Mauriac.

Leer a Mauriac es como tomarse un buen café solo o una buena pastilla de chocolate negro, bien puro. El autor sumerge al lector en la fina y profunda psicología de los personajes donde la amargura que rebosa en los corazones puede sorprendentemente trastocarse en conversión (quizá un poco como en la antigua tragedia, que resolvía el nudo apelando al “deus ex machina”) y en nuevo encuentro entre unos personajes aparentemente irreconciliables. Nacido en el seno de una familia profundamente católica, Mauriac critica un cristianismo de fachada asentado en la familia burguesa de su tiempo.

En sus novelas siempre está presente la cuestión acerca de Dios. Un protagonista corrompido anhela beber de la pureza de personajes que salen o han salido a su paso durante su historia, anhelando él mismo tal limpidez de corazón. Buscando la pureza de ese “alter ego” tan contrario, el protagonista acaba enfrentándose a su propia historia, dando un vuelco sorprendente que no deja un final cerrado. Parece que la conversión en las obras de Mauriac pasa por una profunda experiencia de la miseria humana hasta las últimas consecuencias para, después de haber tocado fondo, resurgir a la luz.

Son también recomendables, del mismo autor, “El beso al leproso” y “El río de fuego”.

Se puede leer "Nudo de víboras" aquí, aunque nada como palpar, oler, mirar las páginas de un libro viejo.

Buena lectura. 

Carlos Ojea.

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