lunes, 23 de marzo de 2020

Terrence Malick: "La delgada línea roja"

El Hno. Tomás Basallo nos envía esta aportación.

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En agosto de 1942 los marines americanos asaltaron las posiciones japonesas en la decisiva Batalla de Guadalcanal. Si vencían los japoneses podrían comenzar los bombardeos sobre Australia; si lo hacían los aliados podrían empezar la fase ofensiva de la guerra contra los nipones. 
Entre el fuego de granada y el humo provocado por la artillería aparece el soldado Witt, héroe del filme. En medio del terror de la guerra, Witt lucha por conservar la luz y la belleza que ve reflejada en los hombres, mientras el sargento Welsh se debate entre compartir la visión de Witt o ceder ante la locura de la batalla. La película narra un viaje. A la par que los marines tratan de hacerse con las posiciones japonesas, el espectador profundiza en el horror de la batalla, las dificultades de la cadena de mando y el sufrimiento de la tropa. Todo ello ayudado por la fuerza visual de Malick y las voces en off de los protagonistas.
Ya hemos hablado aquí de Terrence Malick y de su narrativa poética y contemplativa. El director presenta un trabajo lleno de belleza, con una banda sonora soberbia y un reparto estelar. Entre sus hazañas está el cómo perfila los personajes, entrando en su mirada, permitiendo al espectador pensar con los protagonistas. Por eso cada escena está cargada de sentido, con una densidad casi palpable. 
Esta no es una película de guerra, ni siquiera un alegato antibélico, como se ha dicho con frecuencia. Es un filme sobre la búsqueda del hombre por el sentido, su indagar en el corazón del hermano y sobre el encuentro con el Creador. A semejanza de un salmo, la narración pasa por la alabanza, la súplica y el diálogo con Dios. Merece la pena verla con un ojo atento y reflexivo a fin de saborear su mensaje. En estos días de dificultad y de búsqueda de una palabra que acompañe os invito a descubrir cómo trabaja Malick. Uno se sorprende al ver, en la película, cómo mira el director a la vida o, más bien, de cómo le mira Dios a él. 

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